31 de diciembre de 2010

Propósito quieto

El año que viene me gustaría ser un viajero sedentario. Vivir las aventuras hipotéticas de quien, pudiendo desplazarse, mira por la ventana. Quedarse quieto no es lo mismo que estar inmóvil. En el ensayo Ir de viaje, del humanista andarín William Hazlitt, encuentro un maravilloso deseo: «Me gustaría pasar toda mi vida viajando fuera del país, ¡si en algún lugar pudiera tomar prestada otra vida para pasarla después en casa!». Nuestra casa es un lugar al que llegamos, no en el cual permanecemos.

30 de diciembre de 2010

Discrepo, luego apago

Cierra el canal CNN+ y el telespectador exigente (que, aunque parezca mentira, lo hay) mira el mando a distancia con perplejidad. Cuando la libertad de programación reduce la libertad de elección del espectador, es que algo va mal en nuestra democracia televisada. Escucho la entrevista de Gemma Nierga a Iñaki Gabilondo en el día de su despedida. Gabilondo habla del canal, del oficio periodístico y del brusco cambio de su imagen tras el atentado de 11-M. Ahora alguna gente lo insulta por la calle. «España», reflexiona, «es un país que no sabe discrepar». No sé si lo traicionamos dándole la razón.

29 de diciembre de 2010

Poeta en el país

Salgo por un tiempo de Granada, ciudad extranjera y propia. Me despido leyendo Mi pueblo y otros textos vegueros (Barril y Barral), recopilación de escritos que Lorca dedicó a su pueblo natal de la vega granadina. Revivo el temblor de la legendaria Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros, compendio de las inquietudes humanistas y sociales del poeta. Cuesta creer que ese discurso fuera pronunciado hace 80 años: «No pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Ataco desde aquí violentamente a los que sólo hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales (…). Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. (…) Cuando Dostoievski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en Siberia, tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua, pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras». Qué actual suena la vieja sensatez. Antes de despedirse, el poeta pronuncia: «Y un saludo a todos. A los vivos y a los muertos, ya que vivos y muertos componen un país». Lorca es este país mucho más que algunos vivos.

28 de diciembre de 2010

Innocence Day

[Estimad@s usuari@s:

les comunicamos que, tras las reiteradas filtraciones de Wikileaks, el Día de los Inocentes queda suspendido indefinidamente por falta de suscriptores.

Seguiremos informando. O no.]

27 de diciembre de 2010

Antes de que nos apaguen la luz

Eduardo Berti acaba de publicar Lo inolvidable, colección de cuentos que merece su título. Lo termino de una sentada: pero no rápida, sino fluida. Los libros intrascendentes se leen sin interrupción. Los libros inquietantes, sin tregua. Esa es la diferencia entre ligereza e intensidad. El final del libro de Berti retrata en simultáneo a sus propios lectores, nos sorprende haciendo exactamente lo mismo que estamos leyendo. En penumbra, unos amigos que se cuentan historias de fantasmas van apagando velas: una por relato. Justo después del último, el narrador se levanta para soplar la única vela que queda encendida. Entonces se oye un grito: «¡No la apagues, por favor!». Terminar un buen libro se parece a apagar la luz. Nos da placer y miedo llegar al final. Sus fantasmas iluminan la oscuridad que dejan.

26 de diciembre de 2010

Monarquía de la recepción

Un rey es un signo especular. Su significado no radica en su mensaje, sino en las lecturas que fuerza. Hace más de tres décadas que el discurso navideño de Juan Carlos I, prácticamente idéntico en cada emisión, es interpretado sin falta por todos los sectores políticos y mediáticos del país. Según sus intereses, cada exégeta cree apreciar diversos matices, sutiles inflexiones, insinuaciones ocultas en el insípido discurso. Pero todos quedan unidos por una misma base: la necesidad de acudir a la ceremonia del desciframiento. De entender algo, sin duda revelador, en las palabras del monarca. En este sentido, el discurso real es magistralmente irreal. Hipotético. Virtual. El discurso del rey no es lo que dice el rey. El rey no dice. Lo que dice es lo que interpretamos: ser sus intérpretes nos convierte en sus vasallos. Fieles. Año tras año. Pero, esta Nochebuena, basta: no sé de qué habló el rey. Ni idea. Nada. El signo se ha vaciado, viva el signo.

25 de diciembre de 2010

Feliz fealdad

Dice en alguna parte el poeta Gamoneda: «La belleza no es un lugar al que van a parar los cobardes». La belleza es valiente. Porque lo bello es siempre lo otro: lo feo que salvamos. Son bellas, por ejemplo, las estrías de tu cuerpo que cambia. Son bellos nuestros talones ásperos de tanto caminar. Son bellos esos pelos que crecen donde les da la gana. Son bellas las ronqueras, que todo lo pronuncian como despidiéndose. Son bellas las ciudades sucias, que brindan con basura por su tiempo. Eso somos. Alta, sublime basura. Felices fiestas. Feliz fealdad.

24 de diciembre de 2010

La liturgia

Mi madre murió en Navidad. Cada Navidad muero con ella. En cada Navidad mi madre renace.

23 de diciembre de 2010

Certeza esteparia

Vengo rastreando desde hace meses los poemas de Natalia Litvinova. En su blog propio, en su libro Esteparia (Ediciones del Dock), en otros blogs. Es joven y ancestral: no hagamos cuentas. Sus poemas tienen el misterio de la sencillez, que es lo contrario de la simpleza. En uno de ellos leo: «cuando no sé decir, dibujo./ si el árbol no se mueve en la hoja/ pronuncio su temblor». Litvinova es bielorrusa y argentina y perfectamente extranjera, igual que todo el mundo. No exhibe teorías, sólo temblores. No sabe dónde está, bendita ella. La única certeza que tiene es el talento.

21 de diciembre de 2010

All you need is Ono

The U.S. vs John Lennon muestra la implicación política de Lennon. Y la labor autoproselitista de Yoko Ono. Jamás he comprado la teoría de que ella provocó la ruptura de los Beatles: más bien pienso que él aprovechó una fecunda relación amorosa para catapultarse fuera de un mito universal que lo estaba asfixiando. Gracias a su influencia, Lennon evolucionó desde una pose de machito rockero a un feminismo creativo que estaba a la vanguardia de su tiempo. Pero Ono sí es responsable de sus propias simplificaciones conceptuales (donde Lennon nombraba conflictos, ella formula eslóganes) y, sobre todo, de los cortes históricos que inflige al legado de su difunto esposo. A cambio de autorizar la difusión de ciertas imágenes, Ono parece imponer silencios vergonzantes. El documental narra la vida de Lennon desde su llegada a Nueva York (1971) hasta la obtención de la residencia permanente, tras años de batallas judiciales (1976). Sin embargo, no hay ninguna alusión al largo período durante el cual convivió con May Pang –entre el 73 y el 75– y volvió a acercarse a sus antiguos compañeros. Para colmo, el final del documental desarticula el propio relato activista que pretendía exponer, derivando en una almibarada fábula familiar. Algún día conoceremos la historia íntegra de esos años. «¿Guardas rencor?», le preguntan a Lennon al salir del juzgado. «El tiempo», bromea él, «hiere todas las curaciones».

20 de diciembre de 2010

All you need is Nixon

Acaban de cumplirse 30 años del asesinato de Lennon y, como ritual beatlemaníaco, me siento a ver The U.S. vs. John Lennon. El documental indaga en las ideas políticas de Lennon, su activismo con lucidez publicitaria y sus comprometedoras amistades en la izquierda radical, incluidos los Panteras Negras. Paralelamente a este retrato individual (como en el extraordinario documental Inside Deep Throat), se destapan las censuras y persecuciones del gobierno de Nixon. En los extras hay una comparativa entre Nixon y Bush, entre el clima del país durante la guerra de Vietnam y tras el 11-S. Generalizando su enfoque, el documental podría titularse Seguridad vs. Individuo. El material audiovisual no tiene desperdicio. Me quedo con la foto de una manifestación donde se ve a una chica, con gafas psicodélicas y pin pacifista, sosteniendo una pancarta: «PROTEST IS PATRIOTIC». No me sorprendería que alguna empresa nixoniana hubiera fabricado el merchandising.

18 de diciembre de 2010

Buenos días, invierno

Nieva en París, en Londres, en Nueva York. Diluvia en España, donde el sol está en huelga. Al norte del mundo las camas se hielan. A los desempleados la sangre les hierve.

15 de diciembre de 2010

Date prisa

Algunos se asombran de que vivamos con tanta prisa. A mí me asombra que les parezca extraño. Vamos a desaparecer bastante pronto: no tenemos tiempo que perder. Y, por desgracia, tampoco que ganar. Carlos Pardo pregunta en algún verso: «¿Cómo recuperar mi tiempo y malgastarlo?». Esa, modestamente, sería la inmortalidad.

13 de diciembre de 2010

Saludando a Morente

Al maestro Morente le gustaba ir, entre otros, al bar Candela, en el barrio del Realejo. Pasé varios años en ese precioso barrio granadino, donde fui feliz casi siempre. Como tantos vecinos, a menudo tenía la ocasión de cruzarme con Morente e intercambiar saludos. Uno ponía la admiración y él, la sonrisa tímida. Cuanto más estrecho y feo fuese el bar, más a gusto parecía. A veces me quedaba mirándolo y tenía la impresión de que, en lugar de llevársela a los labios, iba a ponerse a cantarle a su copa. Otras veces pasaba en un coche destartalado, que conducía con toda clase de síncopas. Una tarde estuve a punto de ser atropellado por él frente a la puerta de Correos. Cuando me volví para increpar al conductor, vi que era Morente y acabé saludándolo. Él levantó una mano, sin apartar la vista de su canción rodante. Escucharlo en acción era soñar la historia del flamenco entera, desde la raíz hasta la vanguardia. No es justo hablar de él en pretérito. Más apropiado sería cantar de él en futuro.

12 de diciembre de 2010

Dopaje social

Sigo con interés -y poca sorpresa- la Operación Galgo. Imagino que el caso se cerrará en cuanto condenen a varios atletas, un par de entrenadores y algún médico. El resto de la cadena quedará intacto. Y no me refiero sólo a los jefes federativos. Ni a los responsables de subvencionar a los atletas. Me refiero a nosotros. A nuestra sociedad de consumidores de gloria. De espectadores adictos a los triunfos épicos. De yonquis de medallas que supuestamente nos representan. Como sugiere Isaac Rosa en su columna, existe una relación ética entre la burbuja inmobiliaria y la hinchazón deportiva. La compulsión dopante también es del público que cuenta los récords, que los exige. La prensa se ha convertido en una máquina de vender y triturar estadísticas. Todos, con los medios a la cabeza, sobrevaloramos la ejemplaridad social del deporte y endiosamos a sus triunfadores. ¿Por qué va a ser ejemplar vivir para competir, para derrotar a los demás? A ver cuándo les hacemos un homenaje a los que quedan cuartos y se van en silencio. Eso sí que sería amor por el deporte.

11 de diciembre de 2010

El demasiado mundo

Quienes dicen que el mundo es un pañuelo no se han sonado nunca la nariz. O la tienen más grande que Pinocho. El mundo es inabarcable y nosotros, diminutos. Tener el mundo a golpe de pantalla no lo reduce en absoluto: lo amplía. Ves cómo cada cosa se descompone en millones. Ves cómo tú no puedes ser millones. Somos nosotros, no las ventanas, los minimizados. Le cambiaría a Bloom la ansiedad de la influencia, que no deja de ser amable y prestigiosa, por la ansiedad de la información, que se ha vuelto hostil y frustrante. En el poemario Alicia volátil, Sofía Rhei se desdobla en decenas de posibles Alicias que nunca serán suficientes. En uno de sus poemas, leo: «Reducida a elegir,/ soy testigo de mis propios crímenes,/ de las mutilaciones de todo lo que no tuvo la oportunidad./ Sólo en la duda lo infinito sigue siendo posible». La preciosa edición, publicada por Cangrejo Pistolero, incluye unas gafas para leer en 3-D. La cuarta dimensión es la ansiedad de que tú leas lo que yo leo.

10 de diciembre de 2010

Piropo

Sí. Me gustan las mujeres que podrían ser feas.

9 de diciembre de 2010

Good bye, Henry

Me despido de Londres leyendo a Henry James, que se despidió aquí. Elijo un libro divertido con un adiós triste: Daisy Miller. Nombre que, adaptado al español, sonaría flamenco: Margarita Molina. La novela narra el ir y venir de una muchacha inocente hasta la perversión, o acaso viceversa. Igual que esas ciudades extranjeras en las que terminamos pasando por el lugar que habíamos visto al principio, de Daisy salimos fascinados por la experiencia, aunque sin estar seguros de si la hemos conocido. Sin saber muy bien si es cándida o astuta, una cursi o un putón. El señor Henry escribía rozando la frontera entre el matiz y el eufemismo. En su prosa original, las cosas no se dicen: sólo podrían llegar a ser dichas («it may be said, indeed…»). Tampoco se describe su aspecto: apenas se descartan las descripciones inapropiadas («it was not, however, what would have been called…»). Al final, sin embargo, uno termina amando a Daisy. Y echándola de menos. Así es la crueldad de la ficción, tan parecida a la del amor. Primero alguien inaugura una compañía imprevista. Y después nos hace perder a quien en realidad no teníamos.

8 de diciembre de 2010

Aforismos espías

Wikileaks es al Estado lo que Google a la vida privada. A quienes miran, los miran. El que busca, es buscado. Sólo los pequeños secretos causan grandes asombros.

6 de diciembre de 2010

Inside, outside

Hoy no me he movido del hotel en todo el día. He mirado por la ventana, que da a otras ventanas. He escuchado los movimientos de la vida ajena a lo largo del pasillo. He espiado al servicio de limpieza. He bajado y subido en ascensor. He comido en el bar de la primera planta. He hablado en inglés con ucranianos, serbios y polacos. He hablado en inglés con una mexicana, sin saber que lo era. He hecho muchas preguntas en la recepción, como si estuviera a punto de salir a la calle. He leído periódicos. He regresado varias veces a mi cuarto. Me acuesto con la sensación de haber viajado lejos. Me encanta Londres. No sé cómo será.

5 de diciembre de 2010

Suite 5001

En mi hotel de Londres, The Cumberland, Jimi Hendrix concedió su última entrevista. Cinco días antes de morir. En la suite 5001. Lo recuerda una placa junto a la recepción. Hoy aquella habitación es una especie de museo habitable: por una preocupante cantidad de libras, el huésped puede dormir bajo el techo donde Hendrix grabó sus últimas palabras. La estancia ha sido decorada siguiendo los recuerdos del periodista que lo entrevistó aquí hace cuatro décadas. Suite 5001: suena a ciencia ficción en pleno viaje lisérgico. En el año 5001, si es que el mundo llega, en este mismo lugar quizás habrá otra placa que recuerde esta placa, junto a un cascote multicolor. Del rock and roll quedarán unos ruidos indescifrables. Las guitarras eléctricas serán reliquias prehistóricas. Los blogs serán papiros que habrá que traducir. Tú y yo seremos un imperceptible gas. En ese gas seguirá zumbando Foxy Lady.

4 de diciembre de 2010

Puente aéreo

Los controladores aéreos hacen huelga por sorpresa y el puente vacacional tiembla. El gobierno decreta el estado de alarma y sus propios puentes tiemblan. La oposición mira al cielo y se frota las manos. Abro la novela El alma del controlador aéreo, de mi admirado Justo Navarro. Leo: «Así empiezan las historias: un rey muere y un príncipe nace».

2 de diciembre de 2010

Esa pared

Me cuenta Sònia Hernández que un día, en su trabajo, unos albañiles empezaron a levantar una pared sin razón aparente. De inmediato la rutina de los empleados se alteró: ¿para qué era esa pared? ¿Qué iban a tapiar? ¿Qué había que dividir? Durante algún tiempo, nadie habló de otra cosa en el trabajo. Finalmente el misterio se aclaró: la pared era para instalar una puerta. De esta anécdota saldría, más tarde, un cuento titulado "De la puerta y los seres extraños". Puede que la escritura consista exactamente en eso. En construir frase a frase, con un esfuerzo ciego, un muro de palabras para entrar o salir.